DIFICULTADES EN LA RELACIÓN ENTRE FAMILIA Y ESCUELA
Familia y escuela constituyen los
principales agentes socializadores del niño y
por tanto es necesario que ambas instituciones trabajen conjuntamente de
forma colaborativa y cooperativa a la hora de transmitir una serie de valores y
normas que repercutirán en la educación de los niños (de León Sáez, 2011).
Existen diferentes formas de intervención
familiar en la escuela: por un lado la participación individual a través de
tutorías y participación en actividades puntuales, y por otro la participación
colectiva a través del Consejo Escolar, AMPAS o reuniones de padres entre otros
(Hernández Prados y López Lorca, 2006):
Cierto es que la implicación de las familias en la educación de los hijos ha ido en aumento a lo largo de los años, pero sin embargo y pese a gran variedad de
formas de comunicación, nos encontramos con que muchas veces ésta relación no
es tan fácil como parece, sino que en ocasiones se ve obstaculizada por
diversos factores que la dificultan. La relación entre familia y escuela (o
mejor dicho, entre padres y maestros) muchas veces se ve dañado por el conflicto
de intereses de cada uno. Para entenderlo, pondré un ejemplo muy claro:
En la Comunidad de Madrid los consejos
escolares, muy presionados por el profesorado, están realizando votaciones para
la jornada continua, eliminando así los comedores y obligando a los padres a
recoger a los niños antes viéndose incapaces de conciliar la vida laboral y
familiar, o teniendo que realizar unos gastos extraordinarios que con una
jornada más amplia no tendrían. Así se da la paradoja que los maestros que
luchan por la escuela pública, al recortar horarios en su propio beneficio,
hacen que los padres cada vez estén optando más por la escuela privada
concertada (en su mayoría colegios religiosos) porque les ofrecen unos horarios
más acordes con las familias. Éste
conflicto de intereses no hace más que originar tensiones entre ambos agentes
–familia y escuela- debilitando significativamente la relación y/o comunicación
entre ambos y cuestionandose los unos a los otros la falta de profesionalidad o
la escasa implicación en la educación de los más pequeños.
Además, las características laborales
actuales (horarios, incorporación de la mujer al mundo laboral, etc) hacen que
la comunicación de los padres con la escuela sea cada vez más inexistente. Las
tutorías con los maestros y las reuniones con los padres suelen ser en horario
de mañana coincidiendo con el horario laboral de las familias. Esto hace que
los padres muchas veces se vean incapaces de asistir a dichas reuniones y que la
comunicación con el tutor sea nula a lo largo de todo el curso, lo que
es erróneamente malinterpretado por los maestros como una pasividad por parte
de las familias ante la educación de sus hijos. Para evitar esta situación, se
podría recurrir a las posibilidades que hoy en día nos brindan las Nuevas
Tecnologías: tutorías online, reuniones por videoconferencia, email, etc. Solo
así, podremos plantearnos una verdadera participación de los padres y haremos
de la acción educativa una labor conjunta (Hernández Prados y López Lorca,
2006).
Quizá, con esta reflexión, llegue a incomodar a muchos
e incluso piensen que me estoy tirando piedras sobre mi propio tejado, pero mi
intención no es otra más que la de dar a conocer una realidad originada por los numerosos cambios sociales de los que instituciones como la escuela y agentes como las familias no se han librado. Realidad de la que además, sin darnos
cuenta, los mayores afectados no son otros más que los niños.
BIBLIOGRAFÍA
Alonso, R. F. (2010). Familias y escuela: las razones de un
desencuentro.Educación y futuro: revista de investigación aplicada y
experiencias educativas, (22), 87-108.
de León Sánchez, B. (2011). La relación familia-escuela y su
repercusión en la autonomía y responsabilidad de los niños/as. In XII Congreso Internacional De
Teoría De La Educación Por La Universidad De Barcelona (Vol. 1).
Prados, M. A. H., & Lorca, H. L. (2006). Análisis del
enfoque actual de la cooperación padres y escuela. Aula abierta, (87), 3-25.
No hay comentarios:
Publicar un comentario